La presencia de linfedema no es un limitante para hacer ejercicio

Por Aida Tórtola

El riesgo de aparición de linfedema es una consideración a tener en cuenta por parte de los cirujanos aunque no todos ellos están de acuerdo en prescribir ejercicio físico o en el momento en que este puede empezar a realizarse.

El ejercicio físico es beneficioso para el linfedema

Sin embargo, existen guías específicas para el manejo y cuidado de este efecto secundario, que incluyen la aplicación de terapia descongestiva, cuidado de la piel, drenaje manual auto aplicado, uso de prendas compresivas, ejercicio físico y mantenimiento de un peso saludable.

Equipo multidisciplinar 

Como se ve, el linfedema debe tratarse de modo integral con la colaboración de distintos tipos de profesionales. Por ejemplo, en pacientes recién operadas, el personal de enfermería será quien sepa interpretar ciertas variables clínicas (volumen de drenaje, derrame axilar, tirantez de la piel…) para indicar cómo o qué hacer con la extremidad afectada; por otra parte, las movilizaciones o los drenajes manuales, serán responsabilidad de los fisioterapeutas titulados. La prescripción de ejercicio físico corresponderá a los titulados en esta área; eso implica actuar sobre la condición física general de la persona bajo la consideración de que tenga o pueda tener linfedema.

El linfedema debe tratarse de modo integral con la colaboración de distintos tipos de profesionales

Promover la práctica del ejercicio físico 

Se parte entonces de la base de que limitar la práctica de ejercicio físico tiene consecuencias graves, no solo para la salud física de las pacientes, sino también para su estado psicológico, calidad de vida e incluso retorno al trabajo. De hecho, aun cuando el linfedema se ha desarrollado, la práctica de ejercicio físico supone mejoras en relación a dolor, funcionalidad, fuerza y calidad de vida, de modo que la promoción de ejercicio supervisado (cardiovascular y de fuerza) resulta recomendable porque, como decíamos, impacta de modo global en las pacientes.

Bombear el flujo linfático 

El ejercicio físico es beneficioso para el linfedema por el propio masaje que se produce a través de las contracciones musculares; en términos sencillos, ayudan a bombear el flujo linfático. Por ello, la marcha nórdica parece ser especialmente positiva para reducir los síntomas de linfedema cuando las practicantes realizan correctamente la técnica. 

El entrenamiento de fuerza 

Por su parte, la realización de entrenamiento de fuerza siempre ha sido controvertida, sin embargo, se ha constatado ampliamente que no es un tipo de ejercicio que provoque o agrave el linfedema siempre que haya sido correctamente prescrito, de manera que es seguro y recomendable introducirlo en el cuidado de las pacientes.

La presencia de linfedema no es un limitante para hacer ejercicio

En definitiva, el riesgo o presencia de linfedema no debería ser un limitante a la hora de realizar ejercicio físico. Es  necesario tenerlo en consideración a la hora de diseñar un programa de entrenamiento (como podría considerarse cualquier otra cosa). No se puede decir que existan ejercicios específicos para el linfedema. Pero sí existen ejercicios específicos para mejorar la movilidad del hombro y favorecer el bombeo del flujo linfático que podrán introducirse en el programa de entrenamiento sin dejar de atender el resto de objetivos del paciente.

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