Tamoxifeno by Rafa Sañudo

Tamoxifeno by Rafa Sañudo

Como explica el doctor Juan Torrego, jefe de la Sección de Oncología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, la llegada del tamoxifeno “supuso una auténtica revolución al disponer de un tratamiento hormonal, no quirúrgico, para un cáncer de gran incidencia como es el de mama. Desde entonces, millones de personas con cáncer de mama de todo el mundo han utilizado este medicamento”. En su opinión, las ventajas del tamoxifeno van más allá de sus beneficios médicos al tratarse de un fármaco de baja toxicidad que se administra vía oral.

¿Quiénes pueden beneficiarse?

El tamoxifeno está indicado en el tratamiento del cáncer de mama hormonosensible tanto en varones como en mujeres pre y posmenopáusicas. El objetivo puede ser la disminución del riesgo de recidiva tumoral en pacientes intervenidas con intención curativa o la mejora de la calidad de vida y aumento de la supervivencia en pacientes que presentan enfermedad localmente avanzada o metastásica. Asimismo, se ha visto que este fármaco reduce el riesgo de cáncer de mama en aquellas personas con susceptibilidad genética a desarrollarlo.

Para saber si un cáncer es hormonosensible y, por tanto, el paciente puede beneficiarse del tratamiento con tamoxifeno, hay que tomar una muestra del tumor y realizar un estudio anatomopatológico. La hormonosensibilidad es solo uno de los parámetros que se analizan, pero este es sin duda clave en la elección del tratamiento. “Cuanto más hormonosensible sea el tumor, más probabilidades hay de que pueda beneficiarse de los distintos tratamientos hormonales disponibles en cáncer de mama, entre ellos, el tamoxifeno. Por el contrario, si un tumor no es hormonosensible, no va a obtener ningún beneficio de este tipo de tratamientos”.

De otro lado, en el momento actual, en pacientes posmenopáusicas con cáncer de mama hormonosensible, el tamoxifeno ha sido desplazado por los inhibidores de las aromatasa, un grupo de fármacos que ha demostrado mayor eficacia, aunque también mayor toxicidad.

¿Qué puede alterar su eficacia?

Aunque el tamoxifeno es un fármaco que puede utilizarse tranquilamente con los medicamentos de uso más habitual, sin que haya riesgos para la salud o pérdida de eficacia, conviene tener en cuenta algunas excepciones.

“El tamoxifeno –advierte el doctor Torrego– necesita una enzima del cuerpo, la CYP2D6, para convertirse en su forma activa”. Algunas personas presentan un déficit de esta enzima; en otros casos, podemos encontrarnos con que están tomando ciertos fármacos que interfieren en su funcionamiento. Ambas situaciones, subraya el especialista, deben tenerse en cuenta a la hora de la prescripción. Entre los fármacos que se recomienda evitar durante el tratamiento con tamoxifeno se encuentran ciertos antidepresivos, como la fluoxetina o la paroxetina, y otros medicamentos como la difenhidramina o la cimetidina. “Su empleo concomitante puede disminuir los niveles del fármaco activo en sangre y, por tanto, reducir su eficacia”, apunta. Por otro lado, hay que tener especial precaución en aquellos pacientes que estén tomando anticoagulantes cumarínicos, el conocido Sintrom, ya que el tamoxifeno incrementa el efecto anticoagulante de estos medicamentos.

Efectos adversos

La duración del tratamiento con tamoxifeno depende de cada paciente y puede ir desde apenas unos meses a los cinco e incluso los 10 años. Sus efectos adversos, explican las doctoras Sara Pérez y Sara López-Tarruella, del Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, “son semejantes a algunos síntomas de la menopausia. La mayoría son reversibles y desaparecen cuando finaliza el tratamiento”. Los más comunes son los sofocos y algunos síntomas vaginales como aumento del flujo, sequedad o ardor. Otros, aunque menos habituales, son las náuseas, las hemorragias vaginales, el dolor de cabeza, los calambres musculares y los cambios de humor (ansiedad o depresión). Y poco frecuente, aunque grave, advierten las doctoras, puede ser la formación de coágulos en la sangre. “Generalmente, se forman en las piernas (trombosis venosa profunda), pero en ocasiones un fragmento puede desprenderse y bloquear una de las arterias del pulmón (embolia pulmonar)”. Este medicamento, añaden, aumenta el riesgo de cáncer de endometrio y de sarcoma uterino.

Manejar los síntomas

Actualmente, existen muchas opciones para minimizar e incluso prevenir los efectos adversos asociados al tamoxifeno. Sin embargo, conviene tomar algunas precauciones. En el caso de los sofocos, por ejemplo, advierten las doctoras Pérez y López-Tarruella, es habitual que las mujeres recurran a algunos remedios a base de hierbas o complementos alimentarios para reducir este síntoma, no obstante, “muchas de estas sustancias contienen fitoestrógenos naturales que no son aconsejables en mujeres con cáncer de mama. En cuanto a fármacos, recientemente se ha demostrado que determinados antidepresivos como la venlafaxina, al elevar los niveles de serotonina, contribuyen a disminuir los sofocos”.

Si se trata de náuseas, se pueden emplear fármacos antieméticos, siempre, eso sí, que sean recetados por su médico. Las molestias osteomusculares, subrayan, “responden habitualmente al tratamiento con analgésicos clásicos”, aunque también “suelen mejorar con la realización de ejercicio físico regular”. Por último, debido a ese mayor riesgo de cáncer de endometrio y de sarcoma uterino que apuntaban, “es aconsejable que las mujeres se realicen periódicamente un examen ginecológico antes y durante el tratamiento”. Asimismo, las mujeres que estén siendo tratadas con tamoxifeno y presenten hemorragia vaginal deben acudir lo antes posible a su ginecólogo.

 

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