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Según los expertos, más de la mitad de las mujeres con cáncer de mama tiene algún tipo de disfunción sexual derivada bien del propio diagnóstico de la enfermedad, del tratamiento o del cambio en la imagen corporal. “Además, este porcentaje aumenta en el caso de las mujeres mastectomizadas sin reconstrucción mamaria”, dice Esther Ramírez, médica ginecóloga de la Unidad de Mama en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, en Madrid. Mantener la mente abierta, comunicarse con la pareja, trabajar la autoestima, buscar, indagar y descubrir una nueva sexualidad son algunos de los consejos para activar la sexualidad, y con ello, mejorar la calidad de vida.

Entre los miedos de la mujer ante la sexualidad durante y tras el cáncer de mama suelen estar: temor al rechazo de la pareja, no volver a ser la misma de antes o no sentir placer.  En la fase de diagnóstico y de tratamiento disminuye la libido, debido al impacto emocional de la enfermedad (estrés, angustia) y a los efectos derivados de los tratamientos oncológicos (quimioterapia, hormonoterapia…). Sin embargo, en el momento de reconstrucción suele haber una regulación progresiva de la función sexual y el deseo. “Es fundamental que las pacientes cuando entren en la consulta pregunten sobre sexualidad sin miedo y pidan ayuda cuando la necesiten. Hay que ser positivos, porque pasada la fase de duelo de la enfermedad y la recuperación, se suele volver a la normalidad. Estamos para ayudarlas tanto físicamente como psicológicamente, desde ginecología a psicooncología a nivel individual o en pareja”, dice la doctora.

La sexualidad no sólo está en el cuerpo sino que también en la mente, y hay que adaptarse a la nueva situación. “La autoestima está muy ligada a la imagen corporal, alterada debido a las consecuencias en el físico del proceso oncológico”, destaca Esther Ramírez. En la fase de recuperación, es clave la autoestima de la paciente, recordar los puntos fuertes de cada cual como persona, ya que la identidad no puede depender solo de los cambios físicos. “Saber explicar y aceptar el proceso de la enfermedad y los cambios físicos es especialmente importante en la persona soltera. Si la paciente conoce a alguien con quien puede formar una pareja o intimar, también el papel de la pareja será importante. Aunque es cierto que la aceptación personal es fundamental porque permite que nos acepten los demás”, dice la ginecóloga. Soltera o emparejada, los expertos recomiendan confiar en la pareja, ya sea marido, novio o cualquier otra persona con la que compartas esos momentos de intimidad; contándole aquello que pensamos y sin miedo a decir lo que nos gusta o no en el sexo. En definitiva, superar miedos y tabúes sobre la sexualidad.

Algunos consejos son: fomentar en el día a día el contacto físico a través de mimos o caricias; salir a cenar en pareja; emplear más tiempo en los preliminares; realizar actividades como excursiones o viajes; ambientar con música relajante; ver una película erótica o visitar un sex shop. Y sobre todo, darse un tiempo para recuperar la complicidad entre la pareja, siendo compresivos con los cambios producidos, aceptándonos, porque poco a poco se van sintiendo cómodos el uno con el otro. No obstante, si esta situación llega a ser problemática para la paciente o para la pareja es importante pedir ayuda a un psicooncólogo especializado en sexualidad.

 

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