Pocas personas toman consciencia de la importancia de los pequeños gestos cotidianos. La mayoría de nosotros empezamos el día en modo automático (ducha, café, niños, etc.). Y el sentir, el parar a escuchar lo que sentimos, es la última de nuestras preocupaciones. Pero cuando estamos confrontados con una nueva situación como puede ser el cáncer, de repente, todo se para y el tiempo tiene otro significado. Nos anticipamos a los hechos y nos sentimos invadidos por sensaciones como el miedo o la incertidumbre. Son sentimientos insistentes que no dejan en paz al paciente ni a su entorno.

Realidad virtual 

¿Se puede lidiar con esta situación? Es lo que nos va a explicar la Dra. Ariadna Torres. Esta psicooncóloga está actualmente preparando su tesis doctoral sobre la realidad virtual en mindfulness, trabajando y creando una herramienta (en fase inicial) con diferentes hospitales de Barcelona, como el inicial y pionero hospital campus CIMA. Nos cuenta de qué se trata y cómo funciona.

Vivir el momento 

El mindfulness es una técnica que permite vivir el momento presente. El pasado es pasado y el futuro no se puede alcanzar. Es, sin duda, una ayuda para aceptar y gestionar la enfermedad según cómo la viva el paciente. La realidad virtual se anticipa a la imaginación; es decir, se dan al paciente las pautas para expresar sus emociones. Así, se puede enfrentar al tratamiento día tras día sin adelantar los acontecimientos. De esta manera, disminuyen el malestar y la ansiedad, emociones negativas que afectan a nuestra salud.

Reconocer nuestras emociones…

La Dra. Torres se formó en la Universidad Internacional de Valencia y luego realizó especializaciones y cursos en España y en Estados Unidos. Se fue a Nueva York para formarse en mindfulness virtual porque le parecía interesante tratar el miedo a través de esta técnica. Se suele utilizar en caso de fobias, pero ella pensó que sería buena idea tratar a los pacientes oncológicos a través de este método ya que el miedo se relaciona a menudo con la palabra cáncer y suele colapsar a los pacientes.

… y gestionarlas

¿Qué pasa con una persona a la que se le acaba de diagnosticar un cáncer? Generalmente, el choque es brutal y las incógnitas que tiene son tan infinitas que el paciente se siente aturdido, perdido. Son muchas dudas las que tiene que resolver. Además de en su propia salud, piensa en su familia, y su vida de repente da un giro de 360 grados. El tema laboral provoca mucha inseguridad, al igual que la situación económica. La psicooncóloga precisa que no se fija solo en el estado emocional. Va más allá. La idea es saber cómo el tratamiento afecta a un paciente. El cansancio tiene consecuencias en su vida familiar (hijos o pareja). La vida social tampoco se salva; la persona, o se recluye o bien quiere seguir adelante con su vida. Todo esto se trabaja aquí desde el presente sin olvidar que se debe priorizar la enfermedad para estar bien.

La noción de asentimiento es muy importante para dejar paso al mindfulness, dice. Aceptación de cualquier emoción para conseguir su gestión. Explica que con esta técnica se dedica una sesión entera a discernir todas las emociones que una persona puede percibir. Siempre hablamos de rabia, alegría, tristeza, miedo…, pero existen muchas más. A veces, creemos sentirnos tristes pero nos encontramos decepcionados o intranquilos. No se trata de la misma sensación, y el trabajo de la Dra. Torres con sus pacientes es asimilar y poner nombre a lo que se percibe de verdad con el fin de lidiar con ello. Una sola sesión basta para conseguirlo. Las emociones no son únicamente verbales sino también físicas. Este encuentro permite reconocer ciertos síntomas de tensión debidos a situaciones concretas.

Gestionar nuestras reacciones

La realidad virtual permite, entre otros, verse en una sala de espera antes del diagnóstico; o en el hospital de día recibiendo la quimioterapia. Se consigue a través de unas gafas concebidas por la compañía Psious, que diseña también los entornos con la doctora. De esta forma, el paciente ve imágenes que le hacen reaccionar y se deja llevar. Las gafas están unidas a una especie de clip colocado en el dedo que permite a la máquina notar cualquier reacción. Las incógnitas que surgen de repente (como “¿qué me van a hacer?”, por ejemplo) se visualizan a través de ilustraciones, y esto permite que el grado de miedo que se vive después en la realidad ya no sea el mismo porque se ha trabajado esto en la imaginación. Es decir, se ha anticipado la situación de desconocimiento y se empiezan a dar ciertas respuestas a momentos de pánico.

Realidad virtual a través de gafas

Realidad virtual a través de gafas concebidas por la compañía Psious.

¿En qué se diferencia del mindfulness que conocemos?

Con el método tradicional, nuestra mente se puede ir en algún momento (al igual que durante una meditación). La realidad virtual impide cualquier vía de escape. Todo está muy bien pensado. Desde la voz apacible que cuenta lo que debemos hacer, hasta los dibujos y ambientes diferentes (según las necesidades, el entorno cambia: podemos estar debajo del mar o de una cascada, en una sala de espera, etc.). Me puse las gafas; en un primer momento, escuché una voz que me pidió concentrarme en mi respiración. Al cabo de unos minutos, me llevó a un camino de piedras muy bien dibujadas; parecía un camino en medio de la campiña. Me sentí flaquear durante unos segundos, aunque no sé por qué. Luego me detuve viendo un primer árbol y sus hojas, que se caían al suelo mientras escuchaba pájaros y la voz que murmuraba que debía concentrarme en una hoja y acompañar su movimiento. Seguí mi camino hasta parar frente a un limonero. Cada detalle tiene su importancia. El color amarillo de los limones interactúa con el tercer chakra (rodea al ombligo), y es la parte de nuestro cuerpo que va unida al poder y al control, a la facilidad para ser uno mismo, a nuestra voluntad, a nuestra individualidad y al dinamismo.

Estar conectados con nosotros mismos 

Estos estímulos nos permiten estar conectados con nosotros mismos durante toda la sesión virtual, que puede durar entre quince minutos y una hora. La Dra. Torres nos cuenta que en la primera sesión puede intuir por donde irá el trabajo con cada paciente. Ella se da cuenta de que algo se está moviendo según las reacciones de rechazo o de aceptación durante el trabajo. Por su parte, los propios pacientes se notan más tranquilos y resuelven problemas que les parecían montañas anteriormente.

¿A quién va dirigido?

La técnica virtual se utiliza, en principio, para cualquier paciente, siempre y cuando lo desee, aunque algunos se pueden marear o no entender el concepto (ocurre con personas mayores, a veces, explica). En caso de rechazo, se utiliza el mindfulness tradicional, que permite obtener muy buenos resultados igualmente. También es útil para familiares y niños en el momento del diagnóstico de la enfermedad. La Dra. Torres nos comenta que una película como Inside Out (Del revés) es muy interesante porque deja espacio a todas las emociones y nos hace entender que hay un momento para encontrarse triste y que no pasa nada por vivir este momento. Permite que las familias o el propio paciente acepten sus reacciones sin avergonzarse de ellas.

Burbuja de oxígeno puro

Una variante es el uso de una burbuja de oxígeno puro. El paciente se tumba dentro de esta burbuja con un antifaz en los ojos, y la Dra. Torres le guía sustituyendo las gafas por su voz. En este caso, el paciente no debe hablar aunque sí debe contestar a las preguntas de la doctora. Se trata de una especie de hipnosis. El oxígeno deja a la persona relajada y va muy bien durante los tratamientos de quimioterapia. Además, permite que la sangre circule mejor.

 

Realized virtual bajo una burbuja de oxígeno

Realidad virtual bajo una burbuja de oxígeno.

De momento, esta técnica solo se imparte en el centro médico Iradier. La psicooncóloga se siente muy apoyada por el equipo de oncólogos aunque no tenga esa base científica que tanto importa (con razón) al mundo médico. El mindfulness es una de estas terapias que alivia al paciente y le permite enfrentarse de manera más serena a la enfermedad.

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