Jaime Sort Casares nació el 30 de noviembre de 1949 en Barcelona y fue operado de laringectomía total el 7 de mayo de 1999. Es decir, a los 49 años de edad. Y debido a la extirpación de la laringe para erradicar un tumor, tuvo que enfrentarse a la pérdida del habla, respirar mediante un traqueostoma (abierto en el cuello), sufrió la disminución del sentido del olfato y la disminución de la fuerza para levantar pesos, entre otras consecuencias propias de esta intervención. Jaime era fumador, como los 250 socios activos (a excepción de dos o tres) que en la actualidad conforman la Asociación Barcelonesa de Laringectomizados (ABL), entidad de la que Jaime Sort es presidente. “Llevo ya, por tanto, 17 años operado  y otros tantos como socio de este colectivo. Actualmente, y desde hace algo más de un año, soy presidente de esta asociación después de haber sido aquí en un par de ocasiones vicepresidente, monitor durante más de doce años y colaborador durante todo este tiempo en tareas administrativas”, explica Jaime.

La Asociación Barcelonesa de Laringectomizados nació el 2 de junio de 1969, la primera en todo el territorio nacional, y fue creada con la finalidad de que los operados de laringectomía total pudieran rehacer su vida y conseguir una comunicación verbal lo más natural posible. La conforman personas que se han visto obligadas a ser operadas de la laringe, perdiendo por ello las facultades normales del habla. Por entonces, los fundadores de esta entidad fueron ocho: “Antonio Díaz Ballester, Luis Alpachs Berenger, Juan Almirall Vilamalla, Casimiro Ribot Durán, Antonio Botey Latrilla, José Mª del Pino Almenara, Jorge Perelló Gilberga y José Ribot Badía, según consta en el acta de la fundación de la Asociación Española de Laringectomizados y mutilados de la voz”, detalla el actual presidente de la asociación. Posteriormente, al surgir más asociaciones de laringectomizados en España, pasaron a llamarse Asociación Barcelonesa de Laringectomizados, que es tal y como se conoce en la actualidad.

Los principales logros conseguidos por la entidad a lo largo de toda su historia han sido “la reinserción social y familiar de la gran mayoría de nuestros asociados, gracias a la recuperación de la voz mediante nuestras clases de voz erigmofónica y a las actividades sociales entre nuestros asociados y todos sus familiares”, dice Jaime. Desde la ABL se presta todo tipo de apoyo a las personas laringectomizadas pero, sobre todo, se les enseña que “aunque les parezca mentira, existen técnicas eficaces que les permitirán volver a hablar y a comunicarse con todo el mundo a pesar de haber perdido sus cuerdas vocales, encendiendo de esta forma una luz de esperanza ante tan traumática pérdida”. En consecuencia, una de las principales actividades de la ABL es la enseñanza erigmofónica a laringectomizados, es decir, enseñar a hablar utilizando técnicas similares a las que utilizan los ventrílocuos. La asociación fue pionera en nuestro país en este tipo de enseñanza, encaminada a dotar de autonomía y confianza al afectado. “Más de 5000 personas han aprendido a hablar en nuestra asociación, y por sus cursos pasan una media de 50 personas diarias”. Del mismo modo, ponen al alcance de sus asociados los servicios de un logopeda y asesoramiento a cualquier consulta al respecto de la laringectomía y sus consecuencias.

Otras líneas importantes de actuación son la socialización a través de salidas y visitas culturales, la edición de una revista informativa, la creación de un club social como espacio de referencia habitual y la organización de conferencias con valor educativo. En este sentido, sus actividades no se circunscriben al ámbito del local social, sino que una parte importante de ellas es permitir la socialización y la integración de los laringectomizados en la sociedad que los rodea, “de la cual son parte activa”, enfatizan desde la asociación. El conocimiento del país, así como la organización de eventos sociales (comidas, cenas, reuniones…) se revelan como una de las mejores formas de apoyar e infundir confianza a los socios de la ABL.

Por otro lado, el perjuicio que supone perder la voz para la persona afectada por laringectomía resulta difícil de superar en demasiadas ocasiones. Precisamente, es para apoyar al afectado en esos momentos tan delicados que desde la ABL se hacen visitas a los hospitales a personas recientemente intervenidas quirúrgicamente. “Apoyamos tanto a los recién operados como a sus familias en nuestras visitas a los hospitales, a fin de informarles sobre sus posibilidades de recuperación tanto a nivel de fonética como socialmente”, dice Jaime Sort.

Según el presidente de la ABL, “nuestro gran reto es la continuidad, a pesar de los recortes y crisis económicas, de esta, nuestra asociación, y la continuidad de los socios existentes y de los futuros, para que sigan implicados dentro de sus posibilidades en nuestra labor social”. Sus necesidades más inmediatas son económicas, para subsistir y poder continuar ayudando a los nuevos operados; “de la misma forma que en su momento me pudieron ayudar a mí, hace ya 17 años”, destaca Jaime. “Solicitamos a las administraciones pertinentes ayudas económicas adecuadas a nuestra labor y colaboración para obtener un local digno en una zona accesible y a un precio social, ya que somos una entidad sin ánimo de lucro”, concluye el presidente de esta asociación.

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