La reflexoterapia, según el Observatorio de Terapias Naturales, es una de las técnicas que más se usan en España, con un 16% en frecuencia de utilización. En el informe de situación de las terapias naturales elaborado en 2011 por el Ministerio de Sanidad, la reflexología figura junto a la osteopatía, quiropraxia, quiromasaje, drenaje linfático, shiatsu, sotai y aromaterapia, entre las prácticas de manipulación basadas en el cuerpo. En concreto, consiste en estimular puntos reflejos localizados en los pies, las manos o los pabellones auriculares, mediante la aplicación de presión con el objetivo de obtener efectos beneficiosos reactivos sobre otros órganos y funciones del cuerpo. Así, se habla de reflexología podal, de la mano, auricular, etc.
Relajación y circulación son los principales efectos de la reflexoterapia, según el hermano Daniel: “si el cuerpo está relajado y con buena circulación, esa es la base de la salud”, asegura este religioso que desde hace unos 25 años dirige, con autorización de la dirección, el Gabinete de Reflexoterapia del Hospital San Juan de Dios en León.
Aunque no está integrado en el organigrama del centro, en él se imparten cursos, conferencias y prácticas. “La acogida entre los pacientes siempre ha sido muy buena”, asegura. Lo primero que reportan “es la gran relajación y bienestar generalizado que sienten durante las sesiones”, 10 o 12, según la patología de que se trate. En su opinión, “la calidad es necesaria, pero calidad y calidez son un binomio imprescindible en la práctica de cualquier terapia”.
El tratamiento es viable si hay respaldo
En realidad, la reflexología no trata los síntomas de la enfermedad ni cura patologías; mucho menos el cáncer. En pacientes oncológicos se utiliza como un complemento para ayudar a mejorar el bienestar y optimizar la salud en general, ayudando a recuperarse emocional y físicamente con el fin de mejorar la calidad de vida e intentar reducir los efectos secundarios de los tratamientos. “Lo que hace es paliar los efectos nocivos de quimio y radioterapia, para que sean más livianos y que el cuerpo responda”, explica Petra Almazán, directora de reflexoterapia en el centro Philippus-Thuban, donde imparte y enseña desde hace 30 años esta terapia que estudió en España y Estados Unidos. “Se ayuda a que la persona no se sienta tan cansada al potenciar su energía y vitalidad; al no estar tan revuelta, puede disponer de sus recursos, va a dormir mejor y a aceptar mejor el proceso”. Mediante los masajes se estimula el cuerpo de la persona“ para que reaccione y haga frente a lo que está viviendo”, asegura Petra. “Ayudar a paliar los efectos es lo que hace sentirse con más energía, poder dormir, descansar, asimilar mejor la situación”.
Siempre que cuente con un respaldo, “el tratamiento para el cáncer es viable”, en su opinión, previa consulta con el médico, “siempre y cuando el oncólogo lo sepa, esté de acuerdo y no sea contrario a este tipo de terapias”. Si la familia no está de acuerdo, esta profesional tampoco ofrece el tratamiento, que es siempre complementario. “Me parece que ayuda muchísimo”.
Según un estudio de la Michigan State University publicado en la revista Oncology Nursing Forum, la reflexología podría ser un complemento a los tratamientos convencionales al desencadenar efectos físicos beneficiosos en las mujeres afectadas por cáncer de mama avanzado. Entre las participantes en la investigación que recibieron reflexoterapia, se detectó una mejora importante en la capacidad respiratoria y una afectación mucho menor de síntomas como el ahogo o la sensación de falta de aire que suelen padecer muchas pacientes.
Los efectos fueron sobre todo físicos y no psicológicos, y no consiguieron mejorar aspectos emocionales como la ansiedad o la depresión a pesar de que la mayoría de pacientes la considera una herramienta para reducir el estrés. “A nivel emocional, que es lo que más te cuesta, la terapia te tranquiliza”, asegura Toñi, alumna y paciente de Petra. “Cuando recibes un masaje, el cuerpo te armoniza y todas las ‘negruras’ que tienes en la cabeza se van. Lo que hace es que te desbloquea muchas cosas. Como paciente y reflexóloga, me parece que ayuda muchísimo”, afirma.
Petra Almazán destaca que la terapia “ayuda a mejorar los estados de ánimo, lo que le da a la persona la posibilidad de hacerse cargo de su vida y de su cuerpo, porque tendrá mejor capacidad de adaptación y de reacción para enfrentarse a cualquier cosa y superarla, además de más ganas de vivir”. En su opinión, “todo ayuda, y por lo menos, le das a la persona una esperanza. Tenemos que mimar todo lo que podamos a la persona y darle esa alegría, esperanza y ganas de vivir”.
Una terapia no exenta de contraindicaciones
Ahora bien, “la reflexoterapia funciona, pero también tiene contraindicaciones, no solo ayuda a la persona”. Aunque no es una terapia peligrosa, no está exenta de efectos secundarios. Generalmente, estos son leves, como molestias menores y dolor de cabeza, pero se pueden llegar a sufrir otros más graves. En el caso de la reflexoterapia podal, “si existe un problema vascular, úlceras en pies o piernas, nos tendríamos que abstener de hacer masaje”, por ejemplo. Algunas formas de tratamiento contra el cáncer pueden debilitar el tejido del cuerpo. Por ello, en los enfermos oncológicos hay que tener especial cuidado para que el tejido no se dañe y consultar siempre con el médico antes de comenzar con las sesiones. “Para mí, lo primero era lo que me decía la oncóloga”, recuerda Toñi.
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