¿Influyen las emociones y el estado de ánimo en el proceso de curación de una persona que padece cáncer? Existe una corriente de investigadores y profesionales de la salud que trabajan en descubrir cómo las actitudes y las emociones influyen en el proceso de curación, teniendo en cuenta la interacción que puede existir entre cuerpo, mente y emociones; es la llamada psiconeuroinmunología.
Pero, dejando a un lado la terminología médica, lo que está claro es que volver a sentirte bien en un entorno agradable y rodeado de naturaleza puede ser, sin duda, un buen impulso para lograr vencer la batalla.
Un sueño arquitectónico
Con esta idea en mente, hace dos décadas y antes de morir de un cáncer de mama con metástasis en 1995, la paisajista Maggie Keswick Jencks dejó un gran legado: una red de centros pensados para que las personas que padecen cáncer y sus allegados puedan convivir con la enfermedad de una manera más amable, lejos de salas asépticas y fríos pasillos de hospital. Ideó una arquitectura más cercana con espacios en los que los pacientes oncológicos pudieran recuperarse de la enfermedad rodeados de amigos y familiares, en los que la naturaleza estuviera muy presente e integrada en el centro. Y esa idea se hizo realidad.
Centros llenos de vida
Los centros Maggie son espacios abiertos e iluminados, con grandes terrazas, con la madera presente en todos sus rincones y con colores luminosos que los llenan de vida; vida que se contagia entre las personas que los habitan.
Aunque lo habitual suele ser que este tipo de centros oncológicos se proyecten especialmente para niños y niñas que padecen cáncer, los centros Maggie extienden estos espacios hogareños alejados de la frialdad hospitalaria también a los adultos y sin costes adicionales.
El innovador modelo creado por Maggie Keswick para hacer realidad un nuevo tipo de atención oncológica ha sido respaldado por arquitectos de la talla de Frank Gehry, Zaha Hadid, Richard Rogers o Norman Foster, entre otros magos de la arquitectura.
Lugares más humanos
Precisamente, el reconocido arquitecto Norman Foster, Premio Pritzker de Arquitectura 1999 y Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2009, fue quien erigió el Maggie´s Manchester en su ciudad natal. Foster, quien sobrevivió a un cáncer intestinal, inauguró en abril de 2016 este luminoso centro situado al final de una gran arboleda, muy cerca de la unidad líder en oncología del Hospital Christie.
El irrepetible y ya octogenario arquitecto británico ha creado un centro repleto de espacios en los que se respira tranquilidad, que invitan a una charla con amigos, a disfrutar de un tiempo de lectura o simplemente a tener momentos de reflexión. Todo ello rodeado de espacios verdes, jardines, terrazas y hasta de un invernadero acristalado para cultivar productos que serán consumidos en el centro.
En el centro Maggie de Manchester la luz natural es la mejor medicina para quienes se reponen de un cáncer. Además de la luz natural, la madera funde espacios interiores y exteriores desdibujando los límites arquitectónicos. Los jardines diseñados por el estudio de Dan Pearson sirven para aprovechar las propiedades terapéuticas de la naturaleza y son el escenario perfecto para que los y las pacientes desarrollen actividades al aire libre.
Aportación de Norman Foster
Norman Foster, fundador y presidente ejecutivo de Foster + Partners, nos explica que el propósito de este edificio es ser un refugio, especialmente después de un diagnóstico de cáncer, “una noticia que cambia tu vida y que recibes en un entorno institucional. Después de haber pasado personalmente por esa experiencia, quise aplicar mis habilidades como arquitecto para crear hospitales que pongan en el centro a la persona, crear lugares más humanos. Afortunadamente, para muchos hay vida después del cáncer, incluso aunque esta vida cambie. Creo que la calidad en la atención y el diseño pueden ir de la mano y juntos ser más efectivos”.
Luz y naturaleza
“Todo el centro se enfoca en la luz natural, la vegetación y las vistas al jardín. El plan arquitectónico del centro Maggie de Manchester está salpicado de patios ajardinados y toda la elevación oeste se extiende a una amplia terraza, que está protegida de la lluvia por el saliente profundo del techo”, afirma Foster. Además, las puertas correderas de vidrio abren el edificio hasta su entorno verde. Cada sala de tratamiento y asesoramiento, situadas en el lado este, cuentan con su propio jardín privado.
El invernadero, situado al sur del edificio, es la principal seña de identidad del centro. “Este invernadero ofrece un refugio en el jardín, un espacio para que las personas se reúnan, trabajen con las manos y disfruten de las cualidades terapéuticas de la naturaleza y el aire libre, mientras están protegidos de la lluvia”. Tal como nos cuenta Foster, el invernadero es mucho más que un espacio para cultivar flores y otros productos que se pueden consumir en el centro ya que “consigue brindar a los pacientes un sentido de propósito en un momento en el que pueden sentirse más vulnerables”.
Maggie llega a España

Kālida Sant Pau
El legado de Maggie no para de crecer. Hoy por hoy, ya son veinte los centros Maggie ubicados en Reino Unido, además de los seis nuevos centros planeados. Fuera de Reino Unido encontramos centros Maggie en Hong Kong y Japón, y en pocos días se inaugurará el segundo centro europeo, que estará ubicado en Barcelona: Kālida Sant Pau.
Kālida Sant Pau prestará servicio a una población de 1,5 millones de personas de las que se calcula que 9.000 reciben un diagnóstico de cáncer cada año, según datos de Maggie’s Network. El edificio consta de 400 m2, está diseñado por la arquitecta Benedetta Tagliabue y pensado como un luminoso pabellón que ofrecerá una atmósfera relajada y acogedora. Como suele ser habitual en cualquier hogar, la cocina será el centro neurálgico de la vida en el Kālida Sant Pau. “Será un lugar donde al entrar te ofrezcan una taza de té para sentirte en casa y tener un momento de serenidad”, comenta Tagliabue, autora del proyecto.
La luz inundará todo el espacio repleto de jardines y flores. “De hecho, estamos en el Hospital de Sant Pau, la obra maestra de Domènech i Montaner, alguien que tenía clara la idea de que la belleza cura y da paz”. Kālida Sant Pau estará conectado con el área de Oncología del Hospital Sant Pau y pretende, ante todo, ofrecer confort, intimidad, luz y protección a las personas que están viviendo unas circunstancias difíciles en sus vidas.
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