Optimismo y cáncer

Cáncer y optimismo

“Todas las adversidades, el cáncer entre ellas, se pueden enfrentar con optimismo. El optimismo es una habilidad que podemos desarrollar todas las personas, aunque en ella intervengan múltiples factores. Optimismo realista, optimismo informado y optimismo centrado en aquello que todavía sea posible”, explica Rosario Sanz, psicóloga asistencial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Sin embargo, el sufrimiento forma igualmente parte de la vida. “Ignorarlo no lo elimina, muy al contrario, lo alimenta, aunque condenado al silencio, la soledad y el secretismo”, detalla.

Percepción del sufrimiento en nuestra sociedad

Sufrir sigue siendo un tabú, sobre todo en la sociedad actual, donde continuamente se vende la idea de vida perfecta a través del consumismo de la belleza y de las experiencias que confieren estatus. ¿Por qué angustia escuchar a un enfermo que sufre? “Efectivamente, en una sociedad que valora por encima de todo el éxito, la eficiencia, la fortaleza, la belleza, etc., es lógico que el sufrimiento pueda parecer algo negativo de lo que avergonzarse, una disfunción, una anomalía”, dice la psicóloga de AEEC Sevilla.

Aparentar ser feliz

Los pacientes y familiares pueden estar agotados de tener que aparentar felicidad continuamente ante el accidente de la enfermedad. “Puede ser agotador mantener una postura de permanente esperanza cuando esta se ha perdido hace tiempo; disimular la frustración y la rabia, vivir en una actuación teatral permanente. Los familiares necesitan desahogo y orientación para manejar adecuadamente tanto la situación como sus sentimientos, y por supuesto, su relación con la persona enferma”, explica la psicóloga.

Cómo reaccionar frente al sufrimiento

Las personas, en general, no sabemos cómo reaccionar frente a alguien que sufre, nos ponemos nerviosos, se activa nuestro propio sufrimiento y rechazamos esto. “Tenemos la creencia de que debemos decir algo cuanto antes, algo que saque a la persona que sufre de su sufrimiento, sentirnos eficaces. Pero esta presión es precisamente lo que hace que seamos torpes en nuestro intento, que digamos frases hechas o distraigamos la conversación”, explica Rosario Sanz, quien destaca también que “solo si estamos preparados para enfrentar nuestro propio dolor, fluir con el otro y mostrarnos compasivos, podremos realmente servir de ayuda cuando se trata de acompañar a quien sufre”.

Inteligencia emocional

Según Sanz, “la inteligencia emocional, que tratamos de ayudar a desarrollar en estos momentos a quien lo necesite, pasa por aceptar las propias emociones, sean las que sean: tristeza, rabia, miedo, impotencia o incluso desesperación. Esto es, permitir la expresión de todas ellas, aceptarlas e identificar los pensamientos concretos que las desencadenan o refuerzan”. Y posteriormente, solo cuando llega el momento, desarrollar habilidades relacionadas con el optimismo, la aceptación o incluso la rendición, buscando de manera proactiva lo mejor para nuestras vidas.

Psicología positiva 

La psicóloga también indica que hay mucha confusión en torno a la llamada Psicología Positiva. “Precisamente, esta psicología no rechaza las emociones asociadas al dolor o la tristeza, todo lo contrario, aunque se centre en desarrollar y potenciar las contrarias. Además, por si fuera poco, las teorías acerca de la relación entre enfermedades y actitudes pueden llegar a ser muy controvertidas y tremendamente peligrosas. Ejercen sobre el paciente la responsabilidad de su curación y desencadenan sentimientos de culpa insoportables e innecesarios”.

Cáncer: una palabra tabú

La palabra cáncer sigue siendo un tabú. “Los seres humanos somos seres verbales, y la palabra cáncer sigue teniendo unas connotaciones muy fuertes que nos hacen temerla. Está todavía muy asociada a la muerte, y la muerte sigue siendo un tema tabú en nuestra cultura”, dice Rosario Sanz. Con todo, la AECC como institución siempre va a dar un mensaje de optimismo y esperanza». Añade que «un diagnóstico de cáncer es tan devastador y está tan contaminado por las connotaciones que esta enfermedad ha tenido a lo largo de los años, que hay que contrarrestar todo ese tabú sobre la enfermedad, toda esa creencia de que tener cáncer es estar sentenciado”.

Interpretación de las vivencias 

Lo que hace sufrir no es solo lo que a uno le pasa, sino cómo se interpreta y se vive lo que le pasa. “Es posible que a veces ciertos mensajes puedan parecer inocentes, ingenuos o superficiales, y por eso pueden contrastar tanto con las emociones de personas concretas en momentos concretos en los que lo están pasando mal. Pero a otras personas esos mismos mensajes, en cambio, les llenan de esperanza, incluso de ilusión, favoreciendo la adherencia a los tratamientos, la salida de actitudes como el aislamiento (que no la soledad necesaria) y el desarrollo de estados de ánimo mucho más agradables, mejorando, por lo tanto, la calidad de vida de las personas”, concluye la experta.

 

 

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