sentirseculpableAunque resulte extraño, hay personas que se culpabilizan a sí mismas por haber enfermado; “piensan que estiraron demasiado la cuerda, que llevaban un estilo de vida desbordado de trabajo, tensión, preocupaciones…, y que eso, tarde o temprano, se termina pagando. Creen que han fallado a su familia, pareja, hijos, e incluso a sí mismas”, dice la psicóloga María Jesús Álava, directora del Centro de Psicología Álava Reyes, situado en Madrid, y autora del libro Las 3 claves de la felicidad. En su obra, describe el relato real de Paloma, una mujer de 37 años, casada, con dos hijas, muy trabajadora y con unos elevados niveles de autoexigencia, a quien de repente le diagnostican cáncer. “Hemos comprobado que este sentimiento de culpa por enfermedad es recurrente en mujeres que son madres”, dice la psicoterapeuta.

Según María Jesús Álava, es importante que el enfermo se perdone, para que la paz que reporta el perdón le permita posicionarse mentalmente ante la enfermedad y le ayude a vencerla. La psicooncología tiene dos vertientes fundamentales, por un lado, identifica las consecuencias psicológicas que el cáncer y sus tratamientos tienen para el afectado y para su familia; y por otro, determina el papel que las variables psicológicas pueden desempeñar como agentes de influencia directa o indirecta en el cáncer, tanto en su aparición como en su progresión. “Los factores psicológicos alteran la susceptibilidad de contraer la enfermedad oncológica, pero no la provocan”, dice la psicóloga  a esta revista. “En nuestra experiencia, hemos observado que previamente al diagnóstico hay un agotamiento físico y psicológico llevado al límite, o una incertidumbre prolongada a lo largo del tiempo. Nadie nos enseña a gestionar la incertidumbre, y esto produce un desgaste atroz, lo cual influye en la aparición de esta enfermedad. No es el perfil psicológico, más fuerte o más débil, de una persona, sino sus circunstancias vitales de los últimos dos o tres años”, dice María Jesús Álava. En consecuencia, añade: “el cáncer es una señal de lo que no debe volver a darse”. En  su libro, uno de los testimonios, Paloma, “consiguió vencerlo cuando se perdonó a sí misma, cuando comprendió que su ritmo de vida era una muerte acelerada y que trabajaba mucho, pero no vivía nada”.

El trabajo psicoterapéutico permite poner la cuenta de reproches a cero: “no soy culpable”, “no quería esta enfermedad”, “soy capaz”, “lo superaré”, etc. Un monólogo que comienza a poner el cerebro a favor. “Perdónate bien, quiérete mejor y coge las riendas de tu vida”, es el mensaje con el que María Jesús Álava corona Las 3 claves de la felicidad. Según manifiesta, algunas acciones que suman en el proceso terapéutico son: “hacer actividades que aporten alegría y positividad, no minimizar el problema, pero sí esperanzarnos frente a la enfermedad; animarnos todos los días (a lo mejor, no estando alegres, pero sí sonriendo), valorar el esfuerzo realizado y reconocer nuestra dignidad”. La clave es que el enfermo desempeñe un papel activo en su tratamiento, no se abandone y presente batalla contra el cáncer. El afectado, además de perdonarse y apoyarse a sí mismo, necesita la empatía, el apoyo y la comprensión de su entorno. “Sobre todo, cuando el enfermo se sienta atenazado por el miedo o la desesperación. Desde la psicología sabemos que es crucial que tenga esperanza, o la recupere si la ha perdido”, dice la psicóloga. En este sentido, hay estudios sobre la importancia que tiene el estado emocional del paciente que demuestran que cuanto más positiva es la actitud, más mejoría en el pronóstico y los resultados obtenidos.

 

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