Terapias con caballos, la medicina del alma (2ª parte)

Aumentan la autoestima, nos ayudan a superar nuestros miedos, alejarnos del estrés, controlar nuestras emociones… Son muchos los beneficios de estas terapias, que normalmente duran 45 minutos y se imparten una vez a la semana. 

– A nivel emocional, psicológico y social:

• Aporta cariño y motivación. Se establece un vínculo especial con el caballo de terapia, que transmite estas y otras muchas sensaciones. Capta de manera extraordinaria cómo se encuentra el paciente cuando se acerca a él y reacciona actuando de “espejo” permitiéndole descubrir qué le ocurre y “darse cuenta” de sus emociones. El foco de atención se desvía al animal y a los pacientes les ayuda a abrirse, permitiendo a los terapeutas explorar en el interior de las personas sin tantas resistencias. 

• Potencia la necesidad de permanecer en el aquí y el ahora. Es necesario tener los cinco sentidos puestos en la terapia ya que si no el caballo no responde, y obliga a los pacientes a estar centrados en el objetivo del día y no en sus preocupaciones.

La terapia equina favorece la autoestima y el autoconcepto. Es muy gratificante conseguir que un animal de esas dimensiones atienda sus demandas y aprenden nuevas destrezas.

• Disminuye el aislamiento social. Porque o bien se lleva a cabo en grupo o, en las sesiones individuales, siempre estás en contacto con el equipo. Como la actividad es placentera, motiva a retomar las relaciones sociales.

– A nivel físico, el caballo aporta características físicas únicas que permiten el éxito de la terapia a nivel psicomotor.

• Ayuda a distender la musculatura. Gracias a la transmisión del calor corporal del caballo al jinete, este puede relajar y distender la musculatura. 

• Estimula el bienestar psíquico y emocional. El caballo transmite a través de su dorso de 90 a 110 impulsos rítmicos al cuerpo del jinete que estimulan reacciones de equilibrio y producen un agradable efecto mecedora, muy beneficioso para su bienestar psíquico y emocional.