Lo que debes saber sobre la reconstrucción mamaria
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Hace tres años que comenzó mi historia, cuando me dijeron que tenia un tumor en mi pecho derecho de 5 cm y que no me podían operar. Primero debían darme quimio para reducirlo porque era muy grande. Todo eso con 28 años. Menos mal que la primera sesión de quimio, me la respetaron hasta después de mi cumpleaños, el 16 de marzo. Al día siguiente a las 7:30 h, allí estaba en el hospital para recibir mi tratamiento. Y así fue durante 6 meses, pero con buenos resultados porque el tumor desapareció. Aún así, me operaron para limpiar la zona y me dieron radioterapia, además hasta abril continué con mi trastuzumab.
 
Todo perfecto, contentísima hasta julio que me toco revisión (ya sabéis lo que es eso). Cuando me dan los resultados de la analítica, la oncóloga me dice, que aunque es poco, me han subido los marcadores tumorales, que nos vamos a esperar un mes y me hacen otro. En agosto subió medio punto más. Así que ahí, ya me toco un rastreo (analítica mas tac)…
 
Yo me olía algo raro porque tardaban mucho en llamarnos, una hora de retraso, y pasaba gente que tenía hora detrás mía. Hasta que pasé y me dijeron que tenía metástasis, pero en el hígado. En ese momento, se me cayó el mundo encima y solo se me ocurrió una pregunta: ¿Esto se cura?
 
Puedo decir, que nunca he llorado como lloré cuando salí de la consulta. Me esperaba algo malo, pero ¿qué se hubiera ido al hígado? Me dijeron que era raro, pero que no era la primera vez. Debían hacerme nuevas pruebas porque tenía nueve metástasis en el hígado y tenían que ver el tratamiento que me iban a poner. Eso significaba más pruebas, más hospitales…
 
Mi oncóloga me recomendó un medicamento nuevo, un ensayo clínico. Me dio como unos 15 folios para que me los leyera tranquilamente en casa, me lo pensara y la contestara la semana siguiente, ya que esta vez el tratamiento sería todas las semanas. Después de leer, preguntar, no dormir, llorar… Decidí someterme a él, (sobre todo gracias a mi amiga Ana que me dijo que era muy bueno).  Y ahí estábamos mi madre y yo otra vez todas las semanas… Al final me pusieron un portacath, porque mis venas del brazo izquierdo ya no estaba para más pinchazos, pero vamos, que a día de hoy, lo llevo puesto y es comodísimo. No os voy a describir las cosas de la quimio, porque mi único efecto secundario fue el tema del pelo, pero, bueno, ya sabéis…
 
Deciros, que el ensayo fue genial. En mayo me hicieron un Pet y no tenía ya actividad ninguna en el hígado, así que mi oncóloga me quitó la quimio, aunque seguí con los anticuerpos. Pero hablando entre las dos, decidimos operarme para que no quedara nada de nada, no fuera a activarse en algún momento. En septiembre me operaron y, después de ocho horas de cirugía, todo salió perfecto. Yo estoy bien. Sigo con mis anticuerpos cada 21 días, pero bien.
 
Quiero deciros, que os he contado toda mi historia porque me da mucha rabia cuando leo un artículo o voy a una charla y escucho que una persona con metástasis no se cura. Y no es así porque ¡yo lo estoy! Os doy muchos ánimos, porque aunque es verdad que cuando te dan la noticia se pasa fatal, siempre hay que mirar hacia delante y nosotras somos muy fuertes y podemos con todo. 
 
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