Octubre, mes de concienciación sobre el cáncer de mama. Todos quieren acercarse al lazo rosa -lo contrario estaría mal visto- y el lado más solidario de las instituciones, organizaciones, empresas y ciudadanos sale a relucir con galas, fiestas y demás eventos. Las redes sociales ya bullen con el #súmatealrosa y el marketing solidario vive su momento álgido como en Navidad. Eso está bien, pero no es suficiente. No basta con un gesto, una acción, una iniciativa puntual de un día o de un mes al año. Hace falta un compromiso real, mucha constancia y estar ahí para ayudar, donar o financiar proyectos de investigación en una enfermedad, con una incidencia de 22.000 casos anuales en España y que afectará a una de cada ocho mujeres a lo largo de su vida.

¿Y quiénes serán? No olvidemos que detrás de las cifras hay personas. Esa “una” que señala la fría estadística es una mujer con su nombre y apellidos, que vivirá en un pueblo o una ciudad, con su familia y sus amigos, con su trabajo o sin él, que tendrá sus sueños, aficiones, emociones… vamos, una persona normal y corriente como tú y yo. En el “una de cada ocho”, entramos todas. Y si no que os lo digan a quienes que lo vivís de cerca y, más de una y dos veces, habéis repetido: “por qué a mí”.

Ante un diagnóstico de cáncer de mama, la vida no es de color rosa, aunque este sea su símbolo. Hace falta mucha entereza, fuerza y valor para encararlo. Pero en ese momento lo más normal y natural es sentir miedo o tristeza. Eso no hace a la persona ser menos valiente. “Cuando comunican el diagnóstico de cáncer no hay que estar positivos sino de acuerdo a lo que requiere la situación”, señala la psicooncóloga de la aecc, Patrizia Bressanello. No debemos “obligar” a los pacientes a estar siempre optimistas, cuando la realidad es que hay momentos muy duros y, aunque afortunadamente la supervivencia está incrementándose, no todo el mundo se cura. Sin perder la esperanza, no caigamos en la frivolización del perenne optimismo.

Los deberes se han hecho en prevención, investigación, tratamiento o atención médica a los pacientes con cáncer, pero todavía falta más sensibilización por parte de los políticos –no a todos- para mejorar la vida social y laboral de estos pacientes, porque para ponerse en la solapa el lazo rosa, les falta tiempo.

Nosotros sí somos LVR estamos ahora y siempre –a ver si podemos- para cumplir con nuestro compromiso de informar, entretener y acompañaros a todas vosotras. Como los anteriores, el tercer número de la revista que llegará en estos días a los hospitales ha requerido de mucho trabajo y ahínco para salir a la calle y poder seguir estando cerca de vosotras. Sin embargo, los recursos de los que disponemos son muy escasos y, para sufragar el coste que nos supone la producción de la revista, hemos tenido que fijar un precio de venta. No obstante, este no será para los pacientes de los hospitales que podrán adquirir nuestra publicación, como hasta ahora, de forma gratuita.

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