La mayoría de las alteraciones de la piel de la cara que deja el cáncer o su tratamiento son sutiles, pero también más visibles debido a la zona donde se encuentran. Las imperfecciones faciales más frecuentes son las siguientes:
- Pérdida de luminosidad, hidratación o tono cetrino.
- Acentuación en exceso de los pómulos y hundimiento de los ojos. Como consecuencia de ello, se incrementa la flacidez de la piel.
- Alteración de los poros, manchas vasculares o marrones, etc.
- Hipersensibilidad de la piel al sol, a ciertas cremas o fragancias, tendencia al enrojecimiento, etc.
Cuentas con algunas alternativas para recuperar la luminosidad de la piel y homogeneizar su tono o textura. En este sentido, algunas terapias como la luz pulsada intensa, los láseres o la terapia fotodinámica mejoran las alteraciones en la coloración de la piel y logran una mejora estética importante. Para abordar los problemas de flacidez en la cara, la radiofrecuencia se presenta como una opción que podrías tener en cuenta. Esta terapia consiste en la administración de energía y calor que logran un estiramiento de la piel.
Antes de optar por algunas de estas terapias , es aconsejable que hables con tu dermatólogo acerca de la idoneidad de alguna de ellas ya que, en tu caso concreto, podrían ser más recomendables unas que otras. Si estás interesada en recibir este tipo de tratamientos debes tener en cuenta que no podrás pasar por ellos a través del Sistema Nacional de Salud y que su coste puede ser elevado.
Independientemente de la opción terapéutica a la que recurras, deberás combinarla con una buena higiene diaria a base de limpiadores suaves, una hidratación adecuada (preferiblemente en formato sérum, para obtener una máxima hidratación) y una protección solar correcta, con el fin de evitar la reaparición de las manchas solares tras el tratamiento. También podrás completarla con un maquillaje corrector adecuado.
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