Más allá de una cicatriz, un ejemplo de superación
Ellas lo han pasado mal, han sufrido más de una operación, pero cuentan su historia y muestran sus pechos porque saben que con ello pueden animar a otras mujeres. Todo un ejemplo de superación.
Pasar página
A Teresa le realizaron una mastectomía en julio de 2011 en un hospital de Cataluña. No se pudo realizar la reconstrucción en el momento, así que entró en lista de espera. “Nunca fue algo que me quitara el sueño. El único incentivo para reconstruirme era poder pasar página. Verme cada día sin pecho me recordaba por lo que había pasado y la posibilidad de que volviera”, comenta. Recibió, aparte de quimioterapia, un tratamiento con radioterapia que dejó la piel muy maltrecha. Además, lo radical de la mastectomía le dejó sin músculo pectoral por lo que optó por la modalidad de reconstrucción conocida como TRAM, es decir, utilizar el músculo recto abdominal.
Afrontar el fracaso de una operación
En las visitas preparatorias preguntó qué cifra, estadísticamente hablando, había de que la operación fracasara, y asumió ese (pequeño) porcentaje. Pero por desgracia, el postoperatorio no fue bien y tuvo que recibir dos transfusiones de sangre para afrontar una nueva operación en la que no se pudo reparar nada, y para tapar el ‘agujero’ resultante hubo que sacar piel del muslo e injertarlo en la zona. “Yo tenía que haber estado en el hospital unos 4 ó 5 días, según me informaron, y haber salido con una mama reconstruida. Sin embargo, estuve casi un mes, salí sin el músculo recto abdominal, sin mama, con la pierna con una gran herida y un agujero en el pecho”.
Cuando nadie te avisa
Dos años y medio después, los dolores continúan en la zona del pecho y en el abdomen, y además la fragilidad de esta zona le ha provocado una hernia umbilical. “Yo pensaba que si la reconstrucción fallaba, significaba que me quedaría igual que estaba, es decir, sin una nueva mama. Qué equivocada estaba. En ningún caso fui informada de que, de fracasar, el resultado estético podría resultar demoledor”, afirma Teresa.
Masectomía inmediata, expansor pero…
Tia es filandesa, pero vive en Madrid. A ella el cáncer no le pilló por sorpresa. Sus antecedentes familiares y un nódulo que los médicos llevaban tiempo vigilando le pusieron en alerta. En su caso, tras el diagnóstico, tenía muy claro que optaría por la mastectomía. Su reconstrucción fue inmediata con expansor, pero justo antes de la segunda operación para sustituir el expansor por la prótesis, su mama cambió de aspecto: se encontraba más hinchada y colorada de lo normal. Aparentemente, parecía una infección local que no mejoró con antibióticos. A Tia el expansor no le resultaba cómodo en su vida diaria y decidió que el expansor no sería sustituido por prótesis, por lo que se lo retiraron.
Respetar las decisiones de las pacientes
En esta intervención tomaron muestras de la zona, y para sorpresa de médico y paciente, los síntomas provenían de una tuberculosis, posiblemente contagiada en sus años de enfermera en Tanzania y que despertó la bajada de defensas por la quimioterapia. Tia declara que “sería necesario que los médicos explicaran mejor todo el proceso antes de la intervención, y además respetaran las decisiones de las pacientes, ya que cada vez que acude a las revisiones con su cirujano plástico, este siempre insiste en retomar el proceso de reconstrucción”, afirma.
Tratamientos y reconstrucción con tejido del muslo
Mary fue diagnosticada en 2013. Primero recibió cuatro sesiones de quimioterapia, y aunque después de la primera operación se le pudo salvar la mama, en una segunda operación fue necesario realizar mastectomía y continuar con quimioterapia y radioterapia. Un año después de la mastectomía, le realizaron la reconstrucción, en la que han usado tejido de la parte interna del muslo. “Es una técnica que no se usa mucho, pero a mí me ha quedado muy bien”, afirma. La recuperación es molesta porque estás varias semanas sin poder moverte y tienes que llevar una faja compresora, pero no ha sido dolorosa”.
Curarse ante todo
Mary afirma que no lo pasó mal durante el año que transcurrido sin reconstrucción; “me ofrecieron hacerme una reconstrucción inmediata, pero tenía bastantes riesgos por la radioterapia. Mi prioridad era curarme, y luego, lo demás ya se vería”. Ella está muy contenta con el resultado, se ve un pecho natural, aunque ha perdido sensibilidad en esa zona. “Lo mejor es la bonita sensación de volver a ponerte un bikini”, dice.
Verse bien para sentirse bien
A Rosel, a las pocas semanas de la mastectomía con reconstrucción inmediata con prótesis, tuvieron que volverla a intervenir ya que el tejido, al estar radiado, se necrosó. Finalmente, fue reconstruida con la técnica del dorsal ancho, primero con expansor y luego con prótesis de silicona, y en la mama sana le practicó una mastopexia (elevación de la mama) para que las dos pechos estuvieran a la misma altura. Después de un tiempo, le reconstruyeron el pezón y tatuaron la areola. “Yo estoy encantada, luché por una nueva intervención porque yo no quería verme sin pecho, y ahora tengo las mamas como una chica de 20 años”.
Cuando la autoestima necesita un empujón
Luisa ha tenido dos veces cáncer en la misma mama. La primera cirugía fue conservadora, pero en el segundo caso fue una mastectomía con implante. La piel radiada no consiguió cicatrizar bien y se abrió. Estuvo un año sin ese pecho y posteriormente fue reconstruida con la técnica de dorsal ancho con expansor y luego prótesis”. La mama sana fue reducida para tener una buena simetría. Estuvo cinco años sin pezón ni areola, pero tras distintos problemas familiares, su autoestima necesitaba un empujón, que encontró terminando la reconstrucción con el pezón. Ahora se encuentra a la espera de terminar esta fase dando color a la areola con micro pigmentación.
Masectomía doble
Zaida es técnico de rayos, y a pesar de hacer mamografías, cuando se notó un bulto en el pecho pensó que no sería nada malo. En las primeras pruebas, sus compañeros médicos le dijeron que “no tenía buena pinta”, y así fué. Recibió la quimioterapia antes de la cirugía, y cuando le extirparon la mama, ya no había rastro del tumor. La mastectomía fue doble, ya que es portadora del gen mutado BRCA1, lo que implica un mayor riesgo de sufrir cáncer de mama. La reconstrucción fue inmediata con expansores, que hace pocos meses fueron sustituidos por las prótesis definitivas.
Ponerse en el lugar de la paciente
En su caso, pudieron salvar su propia areola y pezón. Ella asegura que en este año que ha estado de baja ha aprovechado al máximo el tiempo y espera retomar en breve su trabajo. “Seguramente, ahora, cuando vea a una paciente con un posible cáncer de mama sabré ponerme mejor en su lugar”, afirma.
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