Unidad cardio-oncológica para prevenir alteraciones

Los frentes contra el cáncer no transcurren en una sola dirección. A la enfermedad oncológica hace tiempo que se le planta cara desde la ciencia, la experiencia y, sobre todo, desde la prevención. Los especialistas saben que la primera batalla reside en vaciar todo el arsenal terapéutico contra ella, pero una vez vencida se debe seguir luchando. ¿Por qué?

Los supervivientes en España

Cada año, aproximadamente, hay 100.000 nuevos supervivientes de cáncer en España. De hecho, 1,5 millones de personas han superado una patología oncológica. Las previsiones indican que el número de largos supervivientes (aquellos que han pasado al menos 5 años desde el diagnóstico libres de la enfermedad) se incrementará un 50 % en 2020. Pero en el otro lado de la balanza se apoya otra realidad que no debe obviarse: los tratamientos anticancerosos tienen efectos secundarios a corto, medio y largo plazo.

Alteraciones ocasionadas por los tratamientos 

El doctor José Luis Zamorano, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, indica: “Afortunadamente, la supervivencia de los pacientes con cáncer es mayor que hace unos años. Esto se debe al avance de la oncología, su diagnóstico precoz y mejoras en los tratamientos. Sin embargo, estas terapias pueden ocasionar alteraciones cardiacas a corto, medio o largo plazo. No hay duda de que los pacientes con enfermedad cardiaca previa o factores de riesgo están más expuestos a estas complicaciones. Pero, además, hay que tener en cuenta que la cardiotoxicidad de estas medicaciones puede afectar a personas que, incluso, no tenían ninguna dolencia cardiaca previa”.

Unidad cardio-oncológica para prevenir alteraciones

Este es uno de los motivos por los que dentro de nuestras fronteras se está impulsando la creación de nuevas unidades hospitalarias: las cardio-oncológicas. Precisamente, el doctor Zamorano está al frente de una de las pioneras: la del Hospital La Zarzuela de Madrid. “Se trata de un servicio bajo la batuta de un equipo multidisciplinar sujeto a protocolos específicos de actuación. A ella pueden recurrir todos los pacientes que vayan a ser sometidos, o ya lo hayan sido, a tratamientos oncológicos con potencial cardiotóxico y que pueden estar derivados desde las consultas de oncología o hematología”, aclara el experto.

Detectar y tratar precozmente las alteraciones 

Se suman a su unidad, por ejemplo, la del hospital universitario La Paz de Madrid, abierta desde 2011, y la recientemente instaurada en el hospital universitario Puerta de Hierro. La colaboración de las dos disciplinas, la oncológica y la cardiológica, se torna fundamental. “Las unidades específicas permiten llevar a cabo un trabajo conjunto para detectar y tratar precozmente este tipo de alteraciones. De hecho, es importante que los especialistas sepan de la aparición o de los antecedentes de estas enfermedades en los pacientes y tratar de forma precoz e intensa los factores de riesgo cardiovasculares (por ejemplo, si existe hipertensión)”.

Existencia de toxicidad en los tratamientos 

De acuerdo con la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO), y según detalla el doctor Mariano Provencio, jefe de Oncología del Hospital Puerta de Hierro, “tanto la quimioterapia como la radioterapia en el tórax pueden provocar problemas cardiacos. Hay varios tipos de toxicidad como una ligada a la dosis total acumulada (las antraciclinas) y, otra, al tipo de medicamento y su mecanismo de acción (los antiangiogénicos)”.

Cada paciente es diferente

También “depende de las circunstancias particulares de cada paciente y del uso actual de las famosas terapias dirigidas. Se sabe que la radioterapia torácica puede provocar un aumento de toxicidad a largo plazo o más riesgo de mortalidad. El perfil del paciente con más probabilidades de sufrir daño cardiaco son los que recibieron tratamiento para el linfoma de Hodgkin. Para el cáncer de mama, los que han sido sometidos a radioterapia o han recibido antraciclinas y trastuzumab”, indica el experto.

Insuficiencia cardiaca 

La patología coronaria más frecuente es “la llamada insuficiencia cardiaca o debilitamiento del músculo cardíaco. También pueden producirse arritmias (latidos irregulares) u otras alteraciones que comprometen la salud cardiovascular, como la hipertensión”, subraya el doctor Zamorano.

Necesidad de relación estrecha entre oncólogos y cardiólogos 

Por este motivo, insiste, “es fundamental la colaboración entre las dos disciplinas: la oncológica y la cardiológica. Las unidades específicas permiten llevar a cabo un trabajo conjunto para detectar y tratar precozmente este tipo de alteraciones y trabar los factores de riesgo cardiovasculares del enfermo”.

Las otras secuelas

El corazón no es el único ‘dañado’ en la batalla contra el cáncer. Casi todos los tratamientos pueden provocar efectos tardíos y su aparición depende en gran medida de las terapias específicas recibidas. Destacan, entre ellos: problemas de la cirugía, como los que afectan en mayor medida a los pacientes sobrevivientes de tumores óseos y de partes blandas, así como problemas pulmonares, hormonales en varones, del sistema endocrino, infertilidad, menopausia precoz u osteoporosis. Se añaden, además, alteraciones en las articulaciones, cerebrales (memoria, aprendizaje o atención), de visión, bucodentales o digestivos.

Daños psicológicos 

Uno de los efectos ‘colaterales’ más importantes son los emocionales o psicológicos. Los sobrevivientes de cáncer, por lo general, experimentan una gran variedad de emociones positivas y negativas que van desde el alivio, la gratitud, hasta el enfado, la depresión o la sensación de soledad. Y no solo ellos, también sus familiares o cuidadores.

Seguimiento de los supervivientes 

Es por todo ello que las sociedades científicas de oncología y los equipos multidisciplinares llevan años defendiendo la necesidad de instaurar más unidades cardio-oncológicas para el seguimiento de estos pacientes, así como colaborar estrechamente con cada uno de los especialistas de otras disciplinas que tarde o temprano van a tener en sus consultas a los supervivientes con sus posibles secuelas.

 

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