Los virus del papiloma humano (VPH) o papilomavirus, son un grupo de más de 100 tipos de virus, entre los que se encuentran los denominados de alto riesgo por su demostrado papel oncogénico. La infección por VPH es una condición necesaria para el desarrollo de cáncer de cuello uterino, detectándose en el 99,7% de los casos. Además están relacionados con otros cánceres como el de vagina, vulva o ano en los que se está estudiando su relación causal. Globalmente estos tumores representan cerca del 10% de los cánceres en la mujer.

Los datos de incidencia indican que el cáncer de cuello de útero es el segundo tumor en frecuencia en mujeres en el mundo. Se estima que anualmente se producen más de 500.000 casos nuevos de cáncer de cuello de útero y en torno a unas 280.000 defunciones. La transmisión de los VPH de alto riesgo se produce por vía sexual y normalmente  las infecciones se resuelven espontáneamente, pero pueden persistir y provocar lesiones. Hay determinados factores de riesgo que aumentan la probabilidad de esta persistencia y por tanto de lesiones precancerosas o cáncer.

Se han desarrollado dos vacunas producidas por la tecnología del ADN recombinante que protegen frente a los VPH más oncogénicos. Ambas vacunas son altamente inmunógenas, muy seguras y eficaces frente a lesiones preneoplásicas del tracto genital femenino. Ambas vacunas son profilácticas es decir previenen la infección persistente por VPH pero no son terapéuticas, no curan las lesiones ya establecidas. Desde el año 2006 en el que se autorizaron las vacunas se han administrado millones de dosis en todo el mundo, lo que ha generado abundante información que confirma la ausencia de efectos adversos de la vacunación y por tanto su excelente nivel de seguridad. También se han acumulado datos muy positivos sobre la protección de las vacunas, la duración de esta protección y la efectividad de los programas poblacionales de vacunación. Además la prevención de lesiones de cérvix precancerosas causadas por tipos adicionales del virus demuestra que las vacunas tienen eficacia protectora cruzada por lo que confieren protección adicional.

Actualmente es imposible asegurar cual va a ser la duración exacta de la protección de la Vacuna frente al virus del papiloma humano, pero los datos que se van conociendo nos permiten ser optimistas respecto a que la misma va a ser duradera y tal vez permanente. También nos llevan a pensar que en un periodo de tiempo no muy lejano se podrá asistir a una reducción significativa de la incidencia del cáncer de cérvix.

En España la vacunación está incorporada en los calendarios de vacunación para niñas de 14 años desde el año 2008, si bien diversas controversias sobre la seguridad de las vacunas surgidas en los medios de comunicación han hecho que las coberturas de vacunación no sean tan elevadas como ocurre habitualmente con otras vacunas. Para mejorar las coberturas de vacunación se hace necesario mejorar la comunicación tanto con los padres como con las propias adolescentes, enfatizando en los riesgos de la enfermedad y los beneficios de la vacunación.