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«El cáncer me ha enseñado a decir no»

Cristina Castany, de 50 años, está casada y tiene una hija de 13. Vive en Torrente de Cinca (Huesca) y, como muchos pacientes de la UITM, se desplaza a Barcelona para recibir tratamiento.

A Cristina le detectaron un cáncer de colon en Navidad de 2011. Llegó a la UITM tras haberse sometido a sesiones de quimioterapia en el Hospital General de Lleida que no dieron resultado. El primer estudio que le hicieron en la unidad no surtió efecto. Hace casi un mes, le propusieron un segundo estudio que, de momento, está siendo efectivo.

Cuenta que, cuando le dijeron que tenía cáncer, se desmoronó durante unos minutos, pensando por encima de todo en su hija. Pero enseguida cambió de mentalidad. «El cáncer me ha enseñado a decir no. Me ha hecho más fuerte, hasta el punto de sorprenderme a mí misma. Nunca habría esperado ser la Cristina que soy hoy», explica.

Y añade, sobre la UITM: «Aquí, un gran equipo de personas cualificadas, profesionales y entregadas velan por mí en todo momento. Me dan esperanza, me ofrecen muchas posibilidades y, sobre todo, me hacen sentir como en casa».

«Me ha tocado una varita mágica»

Sonia Sánchez tiene 39 años y una hija de 7. Es de Extremadura, pero actualmente vive en Barcelona. Nunca ha dejado de ejercer como peluquera, porque el trabajo es su pasión. Actualmente está curada de un tumor cerebral debido al cual ha pasado por tres operaciones.

Le diagnosticaron el tumor cuando vivía en Extremadura, donde fue tratado y curado. Así sucedió dos veces más, hasta que en la tercera ocasión, viendo que se trataba de un tumor que se curaba para reproducirse a continuación, la derivaron a la UITM, hace cuatro años. Gracias al primer estudio en que participó, superó el tumor. Ahora tan solo asiste a la unidad una vez al mes, porque sigue en fase de estudio, pero ya curada.

Cree que la actitud frente a la vida es lo que la ha ayudado a superar los tres tumores. «Durante un tiempo, mientras seguía el tratamiento de forma alternativa a la unidad, estuve viviendo temporalmente en Extremadura para tratarme también en el hospital de allí. Pero sabía que lo que me estaba curando realmente era el estudio de la unidad. Sabía que la estrellita estaba aquí», explica Sonia. «La UITM ha sido una gran oportunidad, me ha tocado una varita mágica», añade.

«Aquí, el equipo de profesionales es muy joven, y creo que esto es muy positivo, porque transmiten vitalidad, aire fresco, motivación. Con ellos he vivido momentos de reírnos mucho, de mucha vida, de plenitud. Hemos tenido una relación muy familiar», concluye.

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