Reconstrucción mamaria integral

mama 4No hacer pruebas de imagen para detectar metástasis en pacientes con cáncer de mama y asintomáticas

El cáncer de mama es el cáncer más frecuente en la mujer. Cada año se diagnostican un número importante de cánceres de mama, y aproximadamente el 60-80% de los mismos, y gracias a los programas de detección precoz, se encuentran en estadios iniciales (carcinoma in situ o carcinomas invasivos estadios I y II).

La existencia de metástasis a distancia en mujeres con cáncer de mama en estadios iniciales y asintomáticas es muy improbable.

La realización de pruebas diagnósticas para descartar metástasis a distancia en este grupo de mujeres ocasiona sobrecarga importante en los servicios de imagen de los centros, y resta oportunidad a pacientes que se beneficiarían más de dichas pruebas. Suponen un importante impacto económico para los centros, ya que la mayoría de ellas necesitan, además, la utilización de contrastes intravenosos.

Por otra parte, la realización de estas pruebas conlleva retrasos en la aplicación del tratamiento, ansiedad en las pacientes, posibles falsos positivos, realización de pruebas invasivas innecesarias como biopsias, sobretratamiento, aumento de la radiación sobre la paciente, etc.

No existen argumentos clínicos ni económicos que justifiquen la realización de técnicas de imagen en pacientes con cáncer de mama, pero que no presentan síntomas.

No hacer pruebas de imagen para descartar metástasis en pacientes intervenidas de cáncer de mama con intención curativa y que estén asintomáticas 

Dada la frecuencia del cáncer de mama, y la supervivencia de pacientes afectas de esta enfermedad, debido a su diagnóstico precoz y efectividad de los tratamientos disponibles, un número importante de pacientes tratadas de cáncer de mama son seguidas de forma periódica en los centros sanitarios.

A menudo se solicitan múltiples pruebas diagnósticas de imagen en el seguimiento de estas pacientes para descartar metástasis a distancia (ecografía abdominal, radiografía de tórax, TC, Tomografía por Emisión de Positrones -PET-, gammagrafía etc).

La colaboración Cochrane realizó un meta-análisis, que incluye dos estudios randomizados controlados y un estudio prospectivo de cohortes no randomizado, donde se compara el seguimiento estándar (mamografía, historia clínica y exploración física) con pruebas adicionales si la clínica lo justifica, frente al seguimiento intensivo (incluye al menos una o varias de estas pruebas: radiografía de tórax, ecografía hepática, TC tóraco-abdominal, gammagrafía ósea etc.). No se han demostrado diferencias estadísticamente significativas en cuanto a recurrencias, supervivencia global o supervivencia libre de enfermedad entre ambos tipos de seguimiento.

Sin embargo, la realización de pruebas de imagen en el seguimiento de estas pacientes supone una gran carga de trabajo y gasto para los departamentos de imagen. Por otra parte, afectan de forma negativa a las pacientes, ya que crea en ellas ansiedad, molestias, realización de procedimientos intervencionistas innecesarios, sobrediagnósticos y sobretratamientos, etc.

No hay argumentos clínicos ni económicos que justifiquen la realización de pruebas de imagen para detectar metástasis en pacientes intervenidas de cáncer de mama con intención curativa y que no presenten clínica sospechosa de enfermedad diseminada.

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