La radiodermitis aguda todavía es frecuente a pesar de los avances terapéuticos recientes. Cuando la radioterapia se asocia a ciertos tipos de quimioterapia, la aparición de una radiodermitis es más frecuente. Existen diversos grados de radiodermitis: del simple enrojecimiento a la irritación con ulceraciones. Para aliviar este efecto secundario, el paciente debe recibir acompañamiento y consejos a lo largo de todo el tratamiento con radioterapia.

¿Qué nos está pasando?

Una piel irradiada sigue siendo más frágil y más sensible a los traumatismos y las infecciones durante numerosos meses o años después del final de la radioterapia. Debe establecerse un control prolongado al terminar la radioterapia, para detectar eventuales complicaciones del tipo de la radiodermitis crónica. Se impone una consulta médica imperativa para los casos más graves.

Consejos 

Los productos dermatológicos de acompañamiento comprenden como mínimo un producto de higiene adecuado y un emoliente bien tolerado. También debe recomendarse una fotoprotección adecuada.

  • Para favorecer la reparación tisular durante la radioterapia, y según las recomendaciones del médico, se aconseja la aplicación de una crema a base de cobre y zinc que favorezca la reparación de la epidermis y limite el riesgo de proliferación bacteriana.
  • Debe aplicarse con delicadeza, mediante golpecitos suaves.
  • Los estudios clínicos han demostrado el interés de una aplicación dos veces al día, que permitiría tolerar mejor las sesiones de radioterapia. Es importante no realizar la aplicación menos de 4 horas antes de la sesión.
  • Es aconsejable vestirse con ropa amplia y cómoda.

     

 

 

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