Cáncer de cabeza y cuello: el reto de la alimentación Foto: Toa Heftiba on Unsplash

Si una correcta nutrición es fundamental en todos los tipos de cáncer, en cáncer de cabeza y cuello es crítica. El motivo son las dificultades obvias que tienen los pacientes a la hora de tragar.

Cáncer de cabeza y cuello: el reto de la alimentación Foto: Toa Heftiba on Unsplash

Foto: Toa Heftiba on Unsplash

Cuando hasta la saliva duele…

María Jesús Romero es la presidenta de la Asociación Española de Pacientes de Cáncer de Cabeza y Cuello (APC). Recalca que los problemas en este ámbito son numerosos. “Los pacientes, ya desde el tratamiento con radioterapia y sin pasar por cirugía, empiezan a tener una serie de dificultades”, señala. A las dos o tres semanas suele aparecer una irritación de la mucosa denominada mucositis que impide tragar y masticar por el gran dolor que causa. “Incluso hasta su propia saliva les duele”, subraya.

Cuidar la alimentación

Las características de este tipo de tumores propicia que los pacientes tengan que comer todo triturado. “Las comidas no pueden estar ni muy calientes ni muy frías. De hecho, les viene mejor que estén un poco frías. Incluso, en ese periodo de tiempo, muchos de ellos se tienen que anestesiar la boca para poder comer”, apunta María Jesús. 

Numerosas secuelas

Pasado ese tiempo, las secuelas son diversas. La primera es la disfagia, ya que los pacientes no pueden tragar bien y tienen que seguir comiendo a base de purés, por lo que pierden peso. Además, se cansan porque tardan mucho tiempo, al comer muy despacio. Otra dificultad añadida es que no pueden tomar muchos alimentos habituales: por ejemplo, el arroz solo se puede tomar triturado. “Y la piña ni eso, porque tiene mucha fibra y se les queda en la garganta al tragar”, explica la presidenta de APC. 

Alimentarse se convierte en un reto

“La alimentación de estos pacientes es un gran reto”, corrobora la doctora Beatriz Castelo, adjunta del Servicio de Oncología del Hospital Universitario La Paz de Madrid. “En los hospitales nos puede la carga asistencial y, en muchas ocasiones, no disponemos ni de disponibilidad ni de condiciones para dedicarles, realmente, todo el tiempo que necesitan”, lamenta.

Los equipos multidisciplinares son fundamentales. Entre otros profesionales, suelen estar formados por oncólogos médicos y radioterápicos, expertos en maxilofacial, en otorrinolaringología, etc. Cuentan, además, con foniatras y logopedas que ayudan a que los pacientes vuelvan a aprender a hablar, ya que muchos pierden cuerdas vocales en la cirugía. Y tienen que volver a aprender a comer. 

Pérdida de peso y dolor 

En general, el seguimiento en el hospital es bueno. Los problemas comienzan cuando el paciente recibe el alta y se le manda a casa. “Tienen muchas dificultades, sobre todo, un dolor tremendo. Y ese dolor hace que no coman y rechacen la comida. Durante el periodo de tratamiento pueden llegar a perder una media de 20 kilos y acabar anoréxicos. Una vez que reciben el alta, les cuesta mucho recuperarse”, señala la oncóloga. 

Comité pluridisciplinar 

La coordinación entre diversos expertos para asegurarse de que la nutrición es correcta es un aspecto fundamental. En el caso de su servicio, una endocrinóloga acude al comité de tumores. Como en oncología radioterápica, las propias enfermeras cada vez están más sensibilizadas en la nutrición de los pacientes, y cada día hacen una labor más completa”. También cuentan con dietistas-nutricionistas.

Las dificultades a la hora del alta

Pero quizá la clave es la transición del alta hospitalaria a casa. La oncóloga recalca que necesitan “mucho seguimiento y control, algo que en ocasiones se pierde en el domicilio; es preciso un gran soporte familiar.” Para María Jesús, la principal dificultad para los pacientes “la tienen a la hora de sociabilizar y salir a comer a restaurantes, sobre todo en un país en el que todo se celebra en torno a una mesa. Por ejemplo, no se pueden ir de tapas, porque no pueden tragar una croqueta o un trozo de tortilla”. 

Beber también puede ser complicado

Beber líquidos también puede suponer un problema, ya que hay pacientes que no pueden tragarlos y precisan de espesantes para tomar un simple café. “Pero estos espesantes no suelen estar presentes en los establecimientos de hostelería y los tienen que llevar los propios pacientes si quieren tomarse algo fuera de casa. Las espumas podrían ser una opción y están muy de moda en la cocina de vanguardia, pero no están pensadas para los pacientes, que acaban saliendo poco o nada”, indica la presidenta de APC, que termina recordando que los batidos de proteínas que habitualmente se dan a los ancianos se utilizan en estos pacientes “como complemento, no como sustituto”. 

Escuchar a los pacientes

Ana Polanco es directora de Corporate Affairs de Merck y señala que la mejor manera de ayudar a los pacientes “es escucharles desde el principio, que sean ellos quienes nos trasladen sus necesidades. En Merck hemos colaborado con la APC desde su misma constitución, intentando mejorar la calidad de vida de los pacientes y su entorno, escuchando sus necesidades para ayudarles a satisfacerlas”. “Gracias a sus testimonios, hemos detectado que uno de los retos en el cáncer de cabeza y cuello es el tema de la nutrición. Las secuelas que en muchos casos deja esta patología hacen que comer y beber no sea nada fácil, y de la mano de la APC hemos identificado acciones que podrían ayudarles.

Talleres para ayudar a los pacientes 

Por eso colaboramos desde 2017 en talleres dirigidos a pacientes en el Hospital 12 de Octubre, de Madrid, que fomentan la promoción de la salud bucodental, los cuidados de la piel, la alimentación y la nutrición, así como los talleres de formación para cuidadores y familiares de pacientes, un programa alineado con nuestra iniciativa de ayudar a los cuidadores no profesionales, Embracing Carers”, añade Polanco.

Recetas de cocina específicas

Asimismo, Merck ha colaborado en el libro de la APC Recetas de cocina para personas en tratamiento oncológico, cuyo fin es ayudar a los pacientes y sus familiares a realizar un cuadro nutricional que sirva de orientación a las personas que están en tratamiento contra el cáncer y con las defensas bajas como consecuencia de la enfermedad. “Todo ello se complementa con la tarea que la Fundación Merck Salud realiza en pos de la concienciación de la enfermedad con campañas como Make Sense”, concluye.

 

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