El pan, tan presente en las dietas de nuestros antepasados, se ha convertido en nuestro enemigo desde hace varios años. Miedo a engordar, regímenes drásticos, información errónea son algunos de los culpables de su mala publicidad. Curiosamente, nunca se habían abierto tantas panaderías glamorosas. ¿Todas hacen un pan de calidad? No vamos a entrar en este debate sino que vamos a intentar entender por qué el pan es un alimento necesario en nuestra alimentación. Según un estudio realizado por la Facultad de Farmacia de la UCM, en la población adulta de nuestro país el consumo de cereales es inferior al aconsejado.

pan y cereales

Los Españoles privilegian el consumo de proteínas y grasas olvidándose de los hidratos de carbono.  Más del 50% de los individuos no cubren las ingesta recomendadas de folletos, vitamina A, D, E, calcio, iodo, zinc y magnesio. Según la Profesora Beatriz Navia, una de las directoras de la investigación, lo ideal sería aumentar el consumo de verduras, hortalizas y cereales. De esta forma, mejoraría la situación nutricional y sanitaria de la población.

El pan nos proporciona los hidratos de carbono que necesitamos así como fibra (en el pan integral), vitaminas y minerales. Si echamos un vistazo a los pirámides de nutrición, los cereales deberían estar en la base de nuestra alimentación. Cuando hablamos de cereales, son preferiblemente integrales porque conservan todos sus nutrientes. Deberíamos consumir 6 raciones de cereales y legumbres al día y solo estamos consumiendo una media de 3,5 raciones al día por adultos.

¿Cuál es el resultado de nuestra alimentación actual? Pues, el sobrepeso; curiosamente, este exceso de peso concierne al grupo que suele consumir menos pan… porque «el pan engorda», o eso dicen.

El estudio deja claro que se debe consumir pan integral porque tiene más fibra, vitaminas y minerales. Como acabamos de ver, deberíamos comer cereales en cada comida; los adultos que consumen menos de dos raciones diarias de pan tienen un perfil calórico más desequilibrado con más lípidos (grasas) y menos aporte de energía  procedente de los hidratos de carbono.

El estudio hace hincapié en que el mayor aporte de fibra en los adultos con mayor consumo de pan, y de hecho, el porcentaje de personas que no alcanzan el objetivo nutricional de 25 g/día de fibra es significativamente más bajo en este grupo (67,9%), que en aquel con un consumo de pan inferior (84,9%). Este hecho resulta de gran importancia, ya que la dieta suele ser deficitaria en este componente y su baja ingesta puede tener importantes repercusiones en la salud.

Por cuestiones de moda, nos estamos alejando de la dieta mediterránea que es idónea. Deberíamos rápidamente cambiar nuestras malas costumbres y volver a dejar espacio a las bandejas de pan en nuestras mesas.

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